¿Hay algo más triste que un carnaval sin disfraces? He tenido que sufrir alguno: Son intolerables. Y esa fiesta a la que planeas ir esta noche es uno de ellos. Así que ni se te ocurra adquirir ese baratísimo disfraz de pirata o vampíro (si eres chico) o de pirata-putón o vampira-putón (si eres chica) y dirigirte allí a ser el único (mal) disfrazado (y beber aún peor).
Lo de hoy no es un carnaval. Todavía estás a tiempo de preparar una buena queimada, una celebración a la altura de esta noche y de mañana. Espera a la oscuridad, observa el baile de las llamas azules, degusta el aguardiente, y entonces sí que podrás homenajear debidamente a
os espíritos dos amigos que estan fora.
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