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En cambio, los malditos personajes de "Las Criaturas Saturnianas" lo encuentran en un baile en el cual, todos conjeturan sobre si el desconocido Chichikov será en realidad cierto criminal... Y, pese a ser un invitado, las mujeres presentes, señoras y propietarias, se dedican a clavarle agujas al pobre hombre cada vez que éste pasa bailando o charlando cerca de alguna.
Este Chichikov de J. Sender es -insisto- un invitado, y se va a comer todo el esturión -a mi "Almas Muertas" me mete hambre- pero no es aceptado, y sí perseguido y vilipendiado. Gogol nos lo enseña así, capaz de aguantar estos hostigamientos en nombre de la ambición y el egoísmo, siendo al mismo tiempo un pobre tipo. Se viste muy bien y habla aún mejor, pero tiene dos trajes y las frases que suelta con su mejor sonrisa son aprendidas y las mismas en cada ocasión.
J. Sender hace aparecer un personaje de otro autor, pero lo entiende verdaderamente, y de esa comprensión nace, digo yo, la necesidad de incorporarlo a la obra propia. En cambio, un observador de la psicología humana tan profundo como Gogol habría usado su personaje para "sus propios fines", y en nombre de su moraleja, habría desvirtuado, estoy seguro, a alguien que parece real. Un Chichikov "redimido" sería una especie de traidor. ¿Pero de qué se iba a redimir ese hombre? ¿De no poseer 5.000 almas en unas tierras de Siberia?
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